Viajar en tren a Oviedo resulta fácil y barato desde ciudades como Madrid, ya que en tan solo 4 horas y 11 minutos puedes estar en la capital asturiana. Y, en menos de 5 horas puedes llegar a la estación de Oviedo desde Santander. Situada tierra adentro, a la falda del Monte Naranco, la ciudad fue fundada por los monarcas asturianos en plena Edad Media, en el siglo VIII. Su maravilloso casco histórico así lo atestigua. La capital del estilo Prerrománico, con varios monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad como Santa María del Naranco, es también un referente gastronómico y cultural.
Estás en una ciudad hecha a escala humana, así que lo ideal es partir andando desde la estación de Oviedo. En apenas 15 minutos llegarás a la espectacular Catedral de estilo gótico flamígero, el inicio de cualquier recorrido. El centro está articulado en plazas. A pocos metros, en la plaza de Alfonso II el Casto encontrarás los palacios de Valdecarzana y de la Rúa, y a tan solo 3 minutos, la plaza de Trascorrales con la antigua lonja y la de la Constitución con el edificio dieciochesco del Ayuntamiento. Al lado está la plaza de Fontán, con su mercado de hierro y multitud de bares y tiendas donde comprar los mejores productos locales.
Una vez abierto el apetito, camina unos 7 minutos hasta la popular calle Gascona, donde encontrarás las mejores sidrerías de la ciudad. Allí podrás degustar los platos estrella de la gastronomía asturiana, como la fabada o las carnes rojas, todo regado con la sempiterna sidra. Y para poner la guinda, nada mejor que los dulces de Camilo de Blas en la calle Jovellanos. En esta confitería histórica, con más de 100 años de antigüedad, nacieron los Carbayones, el dulce ovetense más emblemático.
Para bajar la comilona, aléjate un poco del centro histórico para visitar una de las joyas prerrománicas de la ciudad: la iglesia de San Julián de los Prados, Patrimonio de la Humanidad, y que bien vale la pena un viaje en tren a Oviedo. Para terminar la jornada, lo ideal es un paseo por el Campo de San Francisco, el pulmón verde de la ciudad.