Esta localidad castellano-leonesa guarda una gran tradición medieval. Burgos se sitúa en el norte de España. Si se viaja desde la capital de España en tren se tardará unas tres horas y 20 minutos en Alvia, por lo que es ideal para pasar un fin de semana relajado y empaparse de la historia milenaria de esta ciudad. La mejor época del año para visitar Burgos es durante el verano y el otoño por su clima templado, aunque también el invierno para los amantes de la nieve ya que suele tener nevadas copiosas.
La primera parada que se debe hacer en Burgos desplazándose desde la estación de tren es la Catedral de Burgos, patrimonio de la Humanidad. Data del año 1221 y es de estilo predominantemente gótico. Como anécdota saber que en esta catedral se encuentran enterrados los restos de El Cid Campeador. El casco antiguo goza de gran popularidad. En esta parte se encuentra el Arco de Santa María, una puerta monumental que da acceso a la ciudad medieval de Burgos. Desde allí se puede cruzar el puente de San Pablo, atravesando el río Alarzón y acceder al bello Paseo de Sierra de Atapuerca, aunque también destaca por su vegetación en Paseo del Empecinado, también en el margen izquierdo del río.
El Castillo de Burgos es también visita obligada. Situado en la parte oeste de la ciudad, se trata de una fortaleza construida en los tiempos de la Reconquista de la España cristiana en el 884. Desde su mirador, emplazado a unos pocos metros del castillo, hay unas inmejorables vistas de la ciudad. Fuera del centro de la ciudad se encuentran dos increíbles monasterios: de las Huelgas, convento construido por voluntad del Rey Alfonso VIII en el siglo XII y La Cartuja de Miraflores al este de Burgos, monasterio del siglo XV y estilo gótico.
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