Si viajas en AVE a Barcelona, puedes coger desde ahí un tren a Sitges, que te dejará en esta encantadora localidad en solo media hora. Además, esta pequeña ciudad está bien comunicada con lugares como Lleida, a tan solo dos horas y media en tren regional. Sitges, al sur de Barcelona, situada entre el mar Mediterráneo y el macizo del Garraf, disfruta de un clima privilegiado todo el año. A pesar de su pequeño tamaño, cuenta con una rica cultura y diferentes eventos a lo largo del año, interesantes museos, y un encantador centro histórico con rincones de arquitectura indiana, construcciones de los lugareños que partieron a América en busca de oportunidades.
La estación de Sitges está muy bien situada en una de las plazas principales, por lo que viajar en tren a Sitges es una opción excelente para disfrutar de la ciudad a pie. Puedes llegar al centro histórico con un agradable paseo de 10 minutos o si lo prefieres, existen autobuses urbanos que salen de la estación y recorren la localidad. Al principio del Carrer Major, una de sus calles principales, encontrarás la hermosa fachada de la Casa Bartomeu Carbonell, de pintoresca arquitectura modernista.
En los alrededores, podrás disfrutar de la mejor gastronomía de Sitges, caracterizada por su carácter marinero, como se puede ver en el arroz a la sitgetana, que mezcla sabores de mar y montaña. Otro plato emblemático es la salsa xató, elaborada con almendras y avellanas, que acompaña normalmente a las ensaladas. Y no olvides probar la malvasía de Sitges, un vino aromático espumoso.
Bajando por el Carrer Major encontrarás la Casa Bacardi, donde descubrirás la historia de la compañía de ron, fundada por uno de los indianos que partieron hacia Cuba. Paseando por el Racó de la Calma, una callejuela que termina frente al mar, podrás admirar la encantadora arquitectura de fachadas blancas. Aquí se encuentra el Palau Maricel, un espectacular conjunto arquitectónico. Los museos de Maricel y Can Ferrat son visitas imprescindibles para descubrir piezas únicas en un lugar privilegiado frente al Mediterráneo. Y junto a ellos, la iglesia de Sant Bartomeu y Santa Tecla, construida en estilo barroco en el siglo XVII. Para finalizar la visita, nada como disfrutar del paseo marítimo.