Huesca, situada en el norte de la comunidad de Aragón, es una pintoresca ciudad que aúna las ventajas de una capital de provincia con la cultura popular de la zona. Se trata de una localidad a la que se puede llegar fácilmente en tren con la línea de alta velocidad: un viaje en AVE a Huesca desde ciudades como Zaragoza dura tan solo 45 minutos, y desde Madrid se tarda, aproximadamente, 2 horas y media. Además, la ciudad está bien comunicada con localidades cercanas, gracias a las frecuentes conexiones de trenes regionales que parten desde su única estación de tren. Su historia, su gastronomía y la impresionante naturaleza que rodea a esta comarca la convierten en un destino imprescindible.
Cuando viajes en AVE a Huesca, no puedes perder la oportunidad de realizar un recorrido por su casco viejo, en el que se encuentran monumentos que datan desde la Edad Media hasta la época contemporánea. Visitarlo será muy sencillo, ya que se encuentra a menos de 15 minutos a pie de la estación de tren de Huesca. Esta zona de la ciudad destaca por su herencia medieval, cuyo principal baluarte es la bella catedral de Santa María, de estilo gótico y edificada entre los siglos XIII y XVI. Otra visita imprescindible en la zona es el monasterio de San Pedro el Viejo, a tan solo 3 minutos a pie de la Catedral y considerado uno de los edificios más importantes del románico aragonés.
Para ver monumentos más modernos, no puedes perderte el Círculo Oscense, también conocido como Casino de Huesca, situado a 10 minutos andando del casco viejo. Se trata de un precioso edificio modernista con una espectacular fachada blanca que se ha convertido en todo un símbolo de la ciudad.
La ciudad oscense es, además, una verdadera capital gastronómica. Las tierras de cultivo que la rodean proporcionan materias primas de primera calidad para preparar platos tradicionales, como las migas de pastor, y deliciosos guisos y asados de carnes, como el típico cordero. Recorre la famosa calle de El Coso y las zonas del casco viejo y El Tubo para darte un homenaje culinario con sus tapas, y termina con una tentadora ruta por las pastelerías de la ciudad para probar algunos de sus dulces artesanos, como las deliciosas glorias de Huesca y las castañas de mazapán.